Se acercan las fiestas navideñas, fechas marcadas en el calendario por muchos como periodo de esperanza, amor, ilusión, reencuentros... pero para un afortunado o afortunada, este año las Navidades traerán algo más debajo del brazo, un empleo. La empresa Kickatkrisis, dedicada a la organización de sorteos y eventos, realizará una rifa en la que además de muchos otros presentes se incluirá un empleo en el grupo empresarial Enrique Tomás, dedicado a la industria del jamón. Para una persona, esta será la Navidad de su vida.
La empresa catalana Kickatkrisis ya realizó este sorteo el año pasado, vendiendo 40.000 papeletas. Para este año se espera que la cifra aumente hasta las 100.000, a un coste de 5 euros cada boleto. Entre el tan ansiado empleo, se encuentran multitud de presentes valorados en 110.000 euros, algunos tan típicos como un coche, un crucero, o tres años de hipoteca pagados, y otros tan curiosos como un viaje a la India en campaña humanitaria, una semana en el Mundial de Brasil 2014 o un año de entradas gratuitas al cine. Todos los presentes serán en exclusiva para la persona que tenga el boleto que coincida con el número premiado del Sorteo del Niño. El 6 de enero la vida de un afortunado cambiará radicalmente.
El año pasado las viandas eran materiales, pero no incluían algo tan complejo como un empleo. Surgen varias preguntas ante este presente: ¿cómo serán las condiciones laborales? ¿Será un trabajo temporal? ¿Vale cualquier tipo de perfil para este empleo? Y lo más importante, ¿es ético sortear algo que anhelan casi seis millones de españoles?
En primer lugar, el ganador puede rechazar el premio del trabajo y dárselo a un familiar de hasta tercer grado de consanguineidad. El trabajador tendrá que pasar un periodo de prueba que variará de dos a nueve meses, como cualquier trabajador, explicó la empresa de sorteos. El salario variará de 900 a 1.600 euros, dependiendo del puesto que se ocupe, habrá tres cargos diferentes, según el perfil del ganador.
Las condiciones laborales, y el ambiente de trabajo, será algo que solo sabrá el vencedor una vez incorporado, pero desde un principio va a ser mirado con atención por ser el ganador del sorteo, no el merecedor del empleo. Desde el punto de vista ético, puede ser tildado de inmoral, ya que el trabajo es un derecho y jugar con la ilusión de los desempleados para sacar un beneficio no es lo más correcto.
Con la venta de boletos se obtendrá un capital de 500.000 euros, a razón de cinco euros por las 100.000 papeletas que salen a la venta. A este beneficio bruto de la empresa hay que restarle el valor de los premios, que ronda los 110.000 euros, sin contar con el polémico empleo. También una parte de los beneficios irá destinado a la organización IWC, para el soporte a las niñas y mujeres socialmente marginadas en la India. Además del reporte económico, la empresa ganará imagen global, lo cual aumentará su beneficio a posteriori. Como es lógico, la compañía obtendrá un retorno financiero, pero no mucho mayor del que cosechará el ganador del sorteo.
El afortunado podrá renunciar al puesto de trabajo, si no lo necesita o no lo considera moral; en cambio, podrá disfrutar de muchos otros regalos. Ni ganador, ni empresa ni participantes se van a quejar por la inclusión de este empleo, incluido este año más por el clamor general que por iniciativa de la empresa. A nadie le amarga un dulce.
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